PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 17, 2006
 

NOTICIAS DE CUBA
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Niños peloteros en Cuba sueñan con jugar en el equipo nacional

LA HABANA, 17 (AP) - Los peloteros tienen entre ocho y doce años y todos sueñan integrar algún día el equipo de Cuba.

Todos apuestan por la victoria del equipo nacional aunque no tienen bien claro en qué torneo está compitiendo la selección de la isla.

"Jugaron en Puerto Rico con peloteros tremendos, va a ganar Cuba, claro, si tenemos el mejor equipo del mundo", exclamó Carlos Martino.

Martino, de 11 años, es lanzador y tercera base. Todos los días a las cinco de la tarde después de la escuela se entrena en el terreno vetusto del Náutico, en el barrio capitalino de Miramar.

Jorge Ahmed de 9 años empezó la pelota por jugar con sus amigos y porque admira a Pedro Martínez que vio en un vídeo "que me prestaron".

Sus compañeritos le aclaran que Martínez no es cubano pero nadie sabe de dónde es. "No importa, tiene una bola terrible", comentó Ahmed.

En Cuba pequeños y grandes juegan béisbol en un parque o en la calle, con palos y pelotas de goma si no hay otra cosa.

La educación física es una asignatura obligatoria desde la primaria y el béisbol está en el programa escolar a partir de los 8 años.

"Mientras más pequeños, más rápido captan la técnica básica. Pero los niños vienen a divertirse, aprenden y se disciplinan jugando" comentó a la AP Ricardo Ramos, entrenador de la categoría 7-8 años.

Wilber Almira, profesor de los 11-12 años, subrayó que "la masificación es la clave para tener resultados; el nivel alcanzado por Cuba en béisbol no es casualidad".

Adelio García, comisionado de la disciplina en uno de los 15 municipios de la capital, explicó que en todos hay unos 100 niños por categoría: 7-8 años, 9-10, 11-12, 13-14, 15-16 y juvenil. En la isla hay 169 municipios.

"Los pequeños requieren de mucha paciencia pero representan la cantera, no se puede escapar ningún talento", dijo.

En toda la isla, en cada categoría hay campeonatos de municipio, de provincia y culmina con un torneo nacional entre las 16 provincias de la isla.

"Jugar pelota es lo principal, lo toman muy a pecho, se molestan, no quieren perder, algunos lloran", comentó Ramos.

Pedro Alarcón y Ariel Estrada, ambos de 9 años, sólo ven por el equipo Industriales de la capital y por su jardinero central Carlos Tabares, que "batea, fildea, roba base, tira duro, es el mejor", exclamó el primero.

Yosbel Rodríguez de 8 años es el de menor tamaño pero de más talento según el profesor. Rápido y pícaro, el bate parece demasiado grande para él y en el montículo tira "duro para que no me den jonrón".

En todas las calles cubanas hay peloteros de bolsillo como éstos.

En estos días lo toman en serio, sueñan que ellos también están en el Clásico, y aseguran al unísono que "Cuba va a ganar".

¿Cábalas o santería?

Lester Jiménez, Primera Hora, 17 de marzo de 2006.

Un uniforme completamente rojo, un vaso de agua que se lanza frente al dugout a cada oportunidad ofensiva y un aplauso constante durante todo el partido.

¿Cábala o algo mayor?

Mucho se ha especulado de lo que pudo haber sido la clave en el partido frente a Cuba. Hasta el que trató de encontrarle una explicación paranormal y recurrió a un viejo estigma de la mítica Cuba: la santería.

Desde el final del partido del miércoles, más de uno ha tratado de acreditarle la derrota boricua a esta práctica religiosa muy común en Cuba y que muchas veces asocian con la brujería.

"Yo no digo si es o no. Lo único que yo digo es que esas cosas se respetan", manifestó el veterano dirigente boricua y miembro del cuerpo de entrenadores del equipo de Puerto Rico, Mako Oliveras.

Para algunos, ver al equipo cubano vestido de rojo era un claro signo de que estaban invocando a sus deidades. Según explicó un practicante de esa religión que no quiso identificarse, en la santería las personas se visten de rojo cuando quieren pedirle un favor a Changó, el orisha o espíritu más famoso.

En medio del partido, los jugadores llevaban a cabo además prácticas poco usuales en nuestro béisbol, como derramar agua frente al dugout en cada turno al bate o refrescar al lanzador con una toalla blanca con movimientos que simulaban un "despojo", así como aplaudir o quitarse las gorras y colocarlas hacia arriba.

Sin embargo, existe también la cábala o superstición en el deporte, en el que a los deportistas les gusta llevar a cabo las mismas rutinas para no perder "la buena suerte".

Por ejemplo, los jugadores de Puerto Rico caminaron todos los días del Coliseo Roberto Clemente al estadio Hiram Bithorn, porque desde el primer día que lo hicieron, comenzaron a ganar.

"Nosotros los peloteros somos bien supersticiosos y seguimos cábalas. Eso es algo que hacemos porque nos sentimos más cómodos", sostuvo Oliveras. "Me imagino que los cubanos también lo son. Quizás, más que nosotros. No sé", sentenció.

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